La calle se fue tiñendo de blanco mientras las orejas se me congelaban en el balcón. Imaginé que ya no vivía en la Tierra si no en alguna colonia habitada por humanos a millones de años luz. Un planeta de clima hostil y vientos polares. Bajamos a comprar tabaco y seguimos en el balcón hasta que los dedos de las manos se nos empezaron a congelar.