Y Siddharta lo descubrió en el río. El mundo de las ideas no le daba la tranquilidad que el mundo de las apariencias poco a poco le fue destapando. Kamala le enseño el arte del amor y se dejó llevar por el juego de los hombres niño. Fue entonces cuando el hastío del tenerlo todo le provocó una vació casi mortal. Recapituló hasta el Om, el sonido del que emergen todos los demás sonidos. Después de pensar, esperar y ayunar, empezó a escuchar, mirar y amar. Y el río se lo descubrió a Siddharta.
Cada vez que tengo la menstruación me concentro en lo mismo. Dejo que el antiinflamatorio fluya por mi sangre mientras el Om ocupa lentamente mis pensamientos. Como una flor de Lotus arraigada a las pasiones perecederas que intenta concentrarse para no despertar.
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