Frío polar y cigarro en mano, he decidido no ponerme enferma nunca más. También he decidido no volverme a dormir en el tranvía. Sólo si el hombre sentado a mi lado lleva gabardina, el pelo despeinado y huele a francés. Entonces no me importará que su mano intente sobrepasarse con mi pierna, al contrario, seguiría haciéndome la dormida. El caso es que esta tarde no había ningún chico geheimnisvoll sentado a mi lado, al contrario, sólo había una mano muy larga y el vagón vacío. Mi codo reaccionó al instante y entoné un "desgraciado" telenovelesco muy apropiado para la situación. El indiscreto salió corriendo y nunca más se supo de él. Hay momentos en los que una debe reaccionar y tomar serias decisiones. Ayer por primera vez cerré la puerta con llave. Sólo se que si pasara algo sería culpa del repartidor.
2 comentarios:
no tengas miedo!
no cierres tú puerta con llave!
bueno, que eso de "desgraciado" me hace mucha gracia, no te veo sinceramente pronunciando semejante palabra, es más como de abuelo o padre resertido y enfurecido. pero tú no eres un padre sino una joven que debe cantar a la vida. te veo más diciéndole, "fresco!" un beso mi niña adorada.
que t´ha passat, Aina?
Publicar un comentario