La alegría se contagia más allá de las montañas y es en esos momentos cuando me doy cuenta de que me gusta tenerle sentado a mi lado. Aunque esté callado, aunque sólo me coja de la mano y aunque me cueste escucharle entre el estruendo. Cuando algo importante está a punto de suceder nuestro cuerpo reacciona sistemáticamente a un impulso desconocido y se levanta erguido buscando el lugar mas alto. Encima de una silla, encima de un mesa, no importa. Lo que importa es poderlo ver desde un buen lugar, como buen espectador y sin tener que torcer el cuello.

1 comentario:

toysareme dijo...

yo quiero ir contigo a jamaica